Sobre las pensiones y la vida laboral
Sobre las pensiones y la vida laboral
Raúl Ramos
En un contexto en que el número de pensionistas crece un mes tras otro, ya se acerca a los 6 millones de jubilados para el conjunto del estado, cualquier declaración política sobre este tema tiene un claro impacto sobre la opinión pública y genera un debate importante sobre quien se beneficiará y quien saldrá perjudicado por la nueva reforma. La última intervención de la Ministra de Empleo, Fátima Báñez, en que planteaba la posibilidad que los trabajadores pudieran ampliar de manera voluntaria el periodo de cálculo de la pensión para minimizar el impacto negativo de algunos años finales con bajas cotizaciones, entraría dentro de esta categoría.
Sin entrar a valorar si la manera de anunciar la medida (en un programa de televisión y de manera imprecisa) es la más adecuada, lo que es cierto es que se pretende dar respuesta a una situación que todos coincidiríamos a calificar de injusta. A diferencia de lo que pasaba cuando se puso en marcha el sistema de pensiones actuales, en que un trabajador desarrollaba la práctica totalidad de su actividad laboral con la misma empresa y, por lo tanto, cuando se jubilaba era cuando disfrutaba de unos mayores salarios puesto que estos aumentan con la antigüedad, hoy en día la situación es bien diferente. La rotación entre empresas y puestos de trabajo es muy superior y si tienes la mala suerte que al final de la vida laboral pierdes el trabajo, el sistema actual penaliza de manera muy manera importante el cálculo de la pensión. En este sentido, es importante recordar que nuestro sistema de pensiones es contributivo (cuanto más se ha contribuido, mayor es la pensión) y, por lo tanto, poder ampliar el periodo de referencia ayuda que la pensión que se recibe esté mucho más en línea con las contribuciones realizadas al sistema. De hecho, las últimas reformas ya avanzaban en esta dirección, puesto que al aumentar el periodo de referencia para el cálculo de la pensión desde los 15 años hasta los 25 años de manera progresiva (actualmente son los 21 años inmediatamente anteriores) se consigue un mayor equilibrio entre las aportaciones realizadas y las cantidades recibidas.
Ahora bien, a pesar de los ajustes realizados, estos se han mostrado claramente insuficientes hasta el momento. Es necesario iniciar un debate más amplio que, a pesar del coste político que pueda representar para el partido en el gobierno, haga posible reformar el sistema de forma que se garantice su sostenibilidad permitiendo que los pensionistas tengan recursos suficientes, pero sin tener que aportar recursos de otras partidas que también tienen una importancia capital para el bienestar de nuestra sociedad como son la educación o la sanidad. Del mismo modo, a pesar de que hace tiempo que se intenta promover que la pensión pública se complemente con un plan de pensiones privado (ya sea individual o de empresa), la cifra de hogares que disponen de estos planes es todavía muy baja: según la Encuesta Financiera de las Familias realizada por el Banco de España en 2014 sólo el 26,1% de los hogares disponía de algún plan de pensiones y el valor mediano del capital acumulado era de 10.000 €.
Este artículo ha sido publicado previamente en el siguiente enlace: http://www.leconomic.cat/article/1335956-sobre-les-pensions-i-la-vida-laboral.html