Training for employment in Spain. Who are you?
Cueto, B. y Suárez, P. (2011)
“Formación para el empleo en España. ¿Quién se forma?”
Moneda y Crédito, vol. 233, pp. 73-106
Resumen:
Existe consenso sobre la importancia de la participación en acciones formativas para acceder al empleo, especialmente en momentos de altas tasas de paro, en los que el coste de oportunidad es menor y los parados pueden mejorar su capital humano para aumentar sus posibilidades de encontrar un empleo. El objetivo con el que se plantea este artículo es, en primer lugar, estimar el número de personas no ocupadas que se forman y, en segundo lugar, estudiar el perfil de dichas personas y analizar las diferencias, si las hubiera, dado el cambio de ciclo experimentado en 2007. Se trata, por tanto, de identificar qué grupos reciben formación y cuáles no, pues esto tendrá influencia en su posterior salida de la situación de desempleo.
La Encuesta de Población Activa incorpora en su cuestionario una pregunta acerca de si la persona encuestada cursa formación no reglada. La formación incluida se refiere tanto a cursos impartidos por academias como cursos en el centro de trabajo o cursos dirigidos a los desempleados. Se incluyen, por lo tanto, una gran variedad de acciones, que no es posible clasificar de forma más detallada.
Los resultados muestran que las personas con mayor probabilidad de formarse son las mujeres, las personas jóvenes y con un nivel de estudios elevado. Hay que tener en cuenta que la iniciativa para participar en este tipo de políticas recae fundamentalmente en los parados, lo que lleva a que sean los más conscientes de la importancia de la formación y/o los más activos en términos de esfuerzo en la búsqueda de empleo los que se formen. Sin embargo, no necesariamente son estos individuos los que más pueden necesitar participar en formación. Por ejemplo, las personas con bajo nivel educativo podrían aprovechar los periodos de paro para mejorar su capital humano de cara a tener una mejor posición en el mercado de trabajo una vez se inicie la recuperación económica. No obstante, estas personas son las que menos probabilidades tienen de formarse.
El hecho de que la formación sea voluntaria y la iniciativa recaiga en la persona lleva a la posible existencia de autoselección, lo que debe tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados. Las estimaciones realizadas muestran que quienes tienen más probabilidad de formarse son aquellos que también muestran más actividad en la búsqueda de empleo, por ejemplo, a través del número de métodos utilizados en dicho proceso. Por tanto, se hace necesario poner más énfasis en la activación de las personas no ocupadas, lo que ya se hace en otros países europeos imponiendo incluso sanciones si no cumplen determinados compromisos de búsqueda de empleo o participación en políticas (García-Serrano, 2007). Parece claro que los resultados obtenidos apoyan la idea de que el servicio público de empleo debe tener una posición más activa, no sólo como proveedor de formación sino también como agente que promueva la participación en esta política entre las personas que más pueden beneficiarse de ella o entre los que no tienen suficiente información sobre la relevancia de la formación en el mercado de trabajo.
El texto completo se encuentra disponible en:
http://www.fundacionbancosantander.com/media/docs/MONEDAyCREDITO233_completo_ok.pdf